Presentación realizada en la X Jornadas para Docentes 2025 Escola Llotja, Barcelona de la CEA (Confederación de Escuelas de Artes Plásticas y Diseño), sábado 17 mayo de 2025.
La artesanía es una práctica ancestral profundamente ligada al territorio, al saber hacer del material y a la expresión cultural. Lejos de ser una actividad estancada en el pasado, hoy se presenta como un campo fértil para la innovación. La artesanía artística emerge como una oportunidad de transformación, capaz de generar valor económico, social y cultural. La relación entre arte, artesanía y diseño es complementaria.
El diseño aporta herramientas metodológicas, mirada estratégica e innovación funcional, mientras que la artesanía ofrece saber hacer, autenticidad y vínculo con lo local. Esta interacción se manifiesta en elementos como la intención del objeto, su contexto de representación, la tipología de producto y la capacidad de provocar emoción, no solo funcionalidad. Cuando el diseño se alía con la artesanía, el resultado puede ser tanto un objeto utilitario como una experiencia emocional, sensorial y cultural. La artesanía artística se ha posicionado hoy como una tendencia creciente como símbolo de proximidad, circularidad y respeto para los oficios tradicionales, dotar de sentido a materiales autóctonos, poner en valor territorios concretos y generar experiencias únicas. Su modelo de producción permite blanquear procesos sostenibles, co-creación y una relación más directa con el consumidor. Así, se convierte no solo en una práctica económica, sino también en una estrategia de identidad y posicionamiento.
La innovación, entendida como la creación de una oferta nueva, viable y deseable, va mucho más allá de lanzar productos inéditos. Puede implicar transformar procesos, reformular modelos de negocio, incorporar nuevas tecnologías o redefinir el vínculo con el usuario. En el caso de la artesanía, esta innovación se articula a través de diferentes estrategias de futuro: 
– Innovación en materiales y técnicas: experimentación con procesos que conviven con materiales, que haceres y saberes tradicionales. 
– Colaboración y co-diseño: alianzas entre diseñadores, artesanos y comunidades locales para generar proyectos, productos y servicios culturalmente relevantes y socialmente sostenibles. 
– Economía circular: uso de materiales responsables, reducción de residuos, comercio justo y producción bajo demanda, sostenibilidad con posibilidad de reparabilidad.
– Narrativa y valor cultural: storytelling como herramienta para comunicar la identidad del objeto, su origen, proceso de fabricación y conexión con el territorio. 
– Personalización. Diseño centrado en el usuario: adaptación ergonómica, funcional o emocional de los objetos a perfiles concretos con nuevas formas de vida contemporánea. Conexión. 
– Comercialización y distribución: nuevas plataformas digitales, ferias de diseño independiente y experiencias de compra inmersivas que acercan el material y proceso al consumidor. 
– Modelo de negocio: desde la autoproducción y edición limitada hasta servicios, experiencias o turismo artesanal.
En definitiva, la artesanía y el diseño no solo pueden coexistir, sino que se enriquecen mutuamente. Juntas, representan un campo estratégico donde la tradición se proyecta hacia el futuro a través de la innovación consciente, sensible y sostenible.
Disponible en Researchgate

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